Sabías que los hábitos son permanentes?
Cada vez que realizas un movimiento, tu cuerpo añade una proteína (la mielina) alrededor del axón (raíz celular) de todas las células nerviosas implicadas. Esta proteína potencia el impulso nervioso. Esto, a su vez, hace que el mismo movimiento sea mucho más fácil la próxima vez. Con el tiempo, el cuerpo puede añadir hasta 300 capas de mielina de esta manera. Estas capas de mielina son permanentes, de ahí los hábitos, a menos que se sufra una enfermedad degenerativa, como la esclerosis múltiple. Esto nos lleva a lo siguiente: Un movimiento de golf repetido se convierte en un hábito, y un mal hábito te fastidiará a menos que lo tengas curado.
Las malas noticias
La mayoría de los golfistas practican sin ser atendidos por un entrenador cualificado. Por lo tanto, puedo asegurar que todos ellos desarrollan varios malos hábitos, que llevan a otros malos compensatorios. Lo noto cada vez que observo a los golfistas en un campo de prácticas. Cuanto más practican, más inculcan nuevos malos hábitos. Como resultado, desarrollan múltiples fallos en el swing. Al ver ese círculo vicioso, ¡sufro tanto como ellos! Cuando años después por fin me piden ayuda, tengo que darles la mala noticia de los fallos de swing: Que mueren con fuerza.
La buena noticia
Puedes evitar los malos hábitos en el golf creando los buenos. Por ejemplo, topear la bola se puede curar. No es una tarea fácil, por decirlo de alguna manera, ya que los nuevos hábitos deben ser más fuertes que los viejos antes de tener algún impacto en el campo de golf. No se pueden superar los malos hábitos sin un entrenador cualificado, aunque se conozcan todos los ejercicios posibles. Sólo un buen entrenador puede hacer un análisis fiable del swing y prescribirle los ejercicios adecuados que debe repetir una y otra vez para corregir sus fallos de swing y guiarle en su proceso de cambio de swing.
Conclusión
Para ahorrar tiempo, dinero y dificultades innecesarias, recurra a un profesor de golf. Cuanto antes, mejor.
